Viernes 2 de Mayo de 2025

Entre pluralismo y conservación: nuevos partidos políticos y la democracia mexicana

Entre pluralismo y conservación:

los nuevos partidos y la democracia mexicana

 

Después de más de un año se concluyó el proceso de formación de nuevos partidos políticos. En la víspera del proceso electoral 2021 el escenario político nacional se ve integrado por un total de diez partidos nacionales con tres nuevas expresiones: Encuentro Solidarios, Fuerza Social por México, Redes Sociales progresistas. Y dos fuerzas locales en el estado de Jalisco: Futuro y Hagamos. La ampliación de la oferta política representa en sí un hecho positivo desde la perspectiva de una visión tocquevilliana de la democracia liberal. Sin embargo, esta visión contrasta con la presión pública hacia la simplificación de la oferta política, según la cual tiene su mayor referente en las democracias bipartidistas anglosajonas, donde la contienda política suele reducirse a dos grandes formaciones. Tal lectura a veces se muestra distorsionada. En Estados Unidos, por ejemplo, no hay prohibiciones normativas a crear nuevos partidos políticos, tanto que estos constantemente compiten en elecciones legislativas y locales; lo que influye sobre la configuración bipartidista del sistema es el comportamiento de voto de la población. Otra confusión es relativa a la cuestión del financiamiento público a los partidos, con una parte de la ciudadanía convencida – erróneamente según la normativa actual – que un mayor número de partidos implique una mayor cantidad de dinero público asignado a ellos.

El número deseable de partidos no representa el único elemento problemático en el debate sobre la relación entre partidos y democracia en México. Si bien las reformas electorales que han sucedido desde 1977 en adelante se han sustentado en la idea de ampliar la oferta de partidos a nuevas expresiones de la sociedad, la observación puntual de las fuerzas políticas admitidas a competir en el proceso electoral 2021 muestra señales contradictorias. La ampliación de la oferta política parece ser más aparente que real, debido al hecho de que todas ellas cuentan con líderes y grupos dirigentes con antecedentes relevantes en los recientes procesos electorales. En dos casos hay una clara continuidad política con partidos que perdieron el registro en 2018 (Encuentro Solidario como sucesor de Encuentro Social y Redes Sociales Progresistas como heredero de Nueva Alianza). En otros se observan grupos políticos que antes habían integrado otras fuerzas políticas, los cuales, buscan consolidarse a través de nuevos logotipos partidistas (Fuerza Social por México a nivel nacional y Hagamos en Jalisco). Incluso el caso de Futuro representa la formalización de un grupo político que si bien más joven en la edad de sus líderes, tampoco representa una novedad absoluta en la vida política local. En conclusión, el resultado de la convocatoria para la creación de nuevos partidos parece mostrar más un escenario de conservación de las élites que de apertura del sistema político.